Las flores dan pequeños frutos. Éstos surgen muy verdes, pues están saturados de clorofila, y a partir de aquí toda la planta empieza a ponerse al servicio del fruto que poco a poco irá creciendo.
Se pasa a limpiar la vid podando los vástagos – tallos nuevos que brotan al pie de la cepa – más largos y, si la planta es demasiado abundante, se ejecutan los llamadas raleo, eliminando una parte de los racimos jóvenes para limitar los rendimientos.