A partir del brote, la vid desarrolla los órganos vegetativos y crea otros órganos nuevos: raíces, yemas, zarcillos, etc. El crecimiento se produce en tanto a lo largo como a lo ancho. La temperatura e insolación tiene una influencia capital sobre sobre la rapidez en que esto sucede.
Se destacan las yemas latentes, debido a que las yemas tienen la facultad potencial de desarrollarse, pero quedan en reposo por una hormona inhibidora. Tanto es así que los racimillos de flores (inflorescencias) en las yemas latentes tienen su iniciación y desarrollo en el ciclo precedente al de su brotación.